lunes, 16 de marzo de 2015

LEYENDAS DE IRAPUATO: EL FANTASMA DEL CONVENTO

Con la llegada de la reforma, se vino una obra de demolición enorme, el partido liberal se dedico a demoler sin piedad alguna templos y conventos, todo lo que oliera a religión, y si en su criminal accionar no acabo con todos los edificios coloniales fue porque en algunas de estas construcciones sirvieron de oficinas publicas y se permitió conservar otras para el servicio exclusivo del culto.
Por esos tiempos, existían en Irapuato dos tipos de convento, uno de franciscanos y el otro de la sociedad de religiosas de maría santísima; reconocidas más bien como la comunidad de la enseñanza por dedicarse a la instrucción de niñas.
Una extensa parte del convento de San Francisco de asís fue demolido; quedando solo en pie parte del monasterio y otros lotes anexos, así como la iglesia de la tercera orden. En el vasto atrio existían catorce capillas dedicadas a la conmemoración de los pasos del vía crusis del redentor. "Las capillitas" como eran conocidas públicamente, fueron derribadas quedando solo escombros abandonados durante mucho tiempo, dando un aspecto tétrico y deporable al sitio, hasta que fue plantado un parque y se formo una plaza llamada "jardín hidalgo".
A través de aquellas ruinas había transito entre lo que era la antigüa calle de San Francisco (hoy Juárez) y la calle real del arco (Hoy avenida hidalgo).
Y que decir de lo tétrico que se miraba el panorama apenas comenzaba el crepúsculo. Todo era nostalgia y desolación, ya no se escuchaba el tañer de la campanilla que reunía a los monjes en el rfectorio; ya no llegaba el cansado peregrino, el mendigo no encontraba el recinto sagrado donde antes pecnoctaba; ni siquiera se presentaban los rondeos a recibir la bendición del guardián que les librara y protegiera en las noches lóbregas y frías. Todas esas escenas habían desaparecido de las costumbres populares de la localidad.
Todo este cuadro, provocaba que aquellos que se aventuraban a pasar por esa zona al anochecer vieran sombras ambulantes en el excementerio. Siendo así como comienza la fantasía popular de "El fantasma del convento"
Noche a noche, mientras la gente sacaba la vuelta al lugar, no faltaba algún valiente que se aventuraba a pasar por el sitio ya sea por curiosidad, por fanfarronear o simplemente por tener algo que contar a familiares y amigos.
Más de uno juraba que en aquella zona se destacaba la aparición de un monje, de estructura colosal, cubierto con un hábito blanco cuyo fulgor proyectado por la luna no permitia distinguir rostro alguno, apareciendo y desapareciendo con la rapidez del viento.
¿Qué pendiente le atormentaba?¿Qué razón de su vagar? Nadie lo supo. Pero sobraba gente que decía haber sido despojada sino del sombrero por lo menos de alguna prenda mal puesta, por lo que se creía que de verdad existía este personaje macabro.
Se le veía ya recargado en un muro, pasando rápidamente y desapareciendo por la nueva ruta que antes formaba parte del monasterio, causando el pánico entre sus habitantes que tan luego sonaba el toque de queda, prestos cerraban puertas y ventanas por no soportar la vista del "fantasma blanco".
Los serenos y los rondeos temían permanecer por el área del convento y no falto quién pidiera relevo por no encontrarse en el camino al ente.
Así las cosas, decidieron tomar cartas en el asunto las autoridades. Y después de las indagaciones pertinentes y de escuchar los pros y contras del tema, se mando un reten del ejercito para apostarse en el lugar. Las noches pasaron sin que el caminante nocturno diera signos de presencia, como la ronda comenzó a negarse a realizar la vigilancia, la ola de robos en aquella zona creció desmesuradamente, teniendo la milicia por forzarse a hacer labores de veladores.
Mas una noche, aparece la gigantesca figura del monje delante de los soldados de la caballería sembrando el pánico entre estos; en medio de aquella confusión un soldado atina a lanzar la reata sobre el fantasma obligándolo a caer exhalando un grito que dejo estupefactos a todos los soldados.
Pasado el susto de la milicia, comprobaron que se trataba de un tipo que jamás había sido amortajado ni sepultado. Más bien alguien que se paso de vivo!!!! Su colosal altura la obtuvo de unos zancos que usaba con el objeto de parecer de gran tamaño.
Así acabo la leyenda del "fantasma del convento" aunque hay quienes juran todavía ver moverse sombras misteriosas en aquella zona que nada tiene que ver con este mundo.


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